Cómo nos repartimos los beneficios los socios y socias de Laboral Kutxa

Cómo nos repartimos los beneficios los socios y socias de Laboral Kutxa

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Cómo nos repartimos los beneficios los socios y socias de Laboral Kutxa

En Laboral Kutxa creemos en la transparencia. Por eso ya te contamos lo que hacemos con los beneficios que conseguimos con nuestro trabajo. Una de las partidas va para los propios socios-trabajadores, que cada año nos repartimos el 12,5% de lo ganado (si tuviéramos pérdidas también nos tocaría hacer frente solidariamente). Pero no es sencillo montar un sistema que garantice el futuro de nuestra cooperativa y a la vez reconozca la aportación de cada trabajador y trabajadora. ¿Quieres saber cómo lo hemos organizado nosotros? También a la hora de repartir los beneficios, hay otra forma.

Gran parte de las cooperativas de MONDRAGON son empresas como las demás: con su actividad cotidiana pretenden ganar dinero que les permita generar empleo y reconocer económicamente a los verdaderos protagonistas, los trabajadores, que mayoritariamente son socios (en Laboral Kutxa somos socios cerca del 90% del total).

Los beneficios se reparten, al igual que los sueldos, en función de lo que aporta cada uno en su puesto de trabajo. En resumen, a mayor sueldo (hablando con propiedad, en las cooperativas no tenemos “sueldos” como tal, sino “anticipos de consumo”, porque como cooperativistas solo cobramos si hay beneficios) mayor porcentaje de beneficios (retorno cooperativo). No ganamos todos lo mismo, pero la escala salarial es mucho más reducida que en otras empresas.

Además, estos beneficios no son sólo para los socios; también se reconoce la labor de los trabajadores por cuenta ajena. Por eso, en algunas cooperativas reciben una cuarta parte del retorno cooperativo que recibirían si fueran socios.

Reparto de beneficios

La Asamblea General de cada cooperativa puede decidir en función de la situación económica de la empresa qué porcentaje de los excedentes se reparte entre los socios-trabajadores. La prioridad siempre es la propia pervivencia del proyecto cooperativo, por lo que las compañías con un menor ratio de recursos propios también reparten menos porcentaje de beneficios entre sus trabajadores.

Hasta aquí, parece sencillo: una vez decidido el monto total a repartir entre los socios-trabajadores, se divide y se ingresa a cada socia o socio lo que le corresponde proporcionalmente a su sueldo, ¿verdad? Sin embargo no es tan fácil. Hemos optado por una solución más compleja que a la larga creemos es mejor.

Recursos propios e intereses

Las cooperativas de MONDRAGON suelen incorporar al capital social la totalidad de los retornos cooperativos. Esto es, a cada socio se le informa de cuánto de ese capital le corresponde, pero no puede llevárselo. Podrá monetarizarlo, si su asamblea lo aprueba, el día en que deje la cooperativa bien por jubilación o bien porque simplemente busque otros retos profesionales. De esta forma se consigue que la cooperativa cuente con más recursos propios mientras el trabajador engorda una cuenta de ahorro que disfrutará en el futuro.

Pero no todo es ahorrar. Esa cuenta de cada socia o socio que –siempre que la cooperativa vaya bien– va creciendo año a año genera unos intereses. Lo habitual es que ese dinero sí se cobre anualmente. La Corporación ha fijado que el interés máximo sea el 7,5% bruto anual, pero cada cooperativa puede reducirlo. O incluso capitalizarlo (guardarlo junto a los beneficios) si vienen mal dadas.

Tanto la monetarización anual de estos intereses, como la de todo lo ahorrado que se recibe al abandonar la cooperativa tributan como el resto de rentas de capital. Por tanto, los socios deberán incluirlo en la declaración de la renta correspondiente como si fuera un dinero conseguido por ejemplo en un plazo fijo.

Desde luego, la manera de repartirnos los beneficios no es sencilla. Pero las cooperativas son más resilientes y aguantan mejor los embates del mercado y las coyunturas desfavorables precisamente porque cuentan con muchos mecanismos en los que prima la pervivencia de la propia organización frente al aquí y ahora de los propietarios.

Dos excepciones

Además de las cooperativas “con ánimo de lucro” (las que con su actividad económica tratan de ganar dinero que les permita generar empleo y reconocer económicamente a los trabajadores) en MONDRAGON hay otros dos tipos de cooperativas, que funcionan de forma diferente a la hora de repartir beneficios:
  • Las que no tienen ánimo de lucro. En este grupo estarían, por ejemplo, las entidades educativas como Mondragon Unibertsitatea y los centros de I+D. Como no tienen ánimo de lucro, todos sus resultados positivos deben reinvertirse y sus socias y socios nunca ganarán más que el anticipo de consumo (el “sueldo”) que tengan estipulado.
  • Las que dan servicio al resto de cooperativas pero no tienen una actividad económica propia. Por ejemplo, el Centro Corporativo, que gestiona todo lo común, la marca “MONDRAGON”, las relaciones institucionales... En este caso, sus socios sí pueden beneficiarse de que el grupo vaya bien, pero como su cooperativa no tiene actividad económica, reciben anualmente la media de resultados de todo el grupo.


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