Nada nuevo …

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Nada nuevo …

Resulta decepcionante que mes tras mes no haya nada nuevo que contar, salvo que seguimos transitando en una senda que discurre junto al precipicio.  Las diferentes medidas adoptadas por el gobierno se revelan insuficientes y la prima de riesgo continúa en niveles inaceptables, niveles que pueden calificarse como insostenibles. Lo cierto es que el círculo vicioso “sistema financiero – riesgo soberano”  no termina de romperse y en términos de credibilidad nos encontramos muy alejados del lugar que nos gustaría ocupar. Y es que da la impresión de que “la respuesta” a la crisis debe ser supranacional. No hace falta más que ver la evolución del tipo de cambio euro – dólar para deducir que la depreciación del euro es un indicador de que el problema no es sólo de Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia aisladamente, sino de toda Europa. Vamos, que Alemania también tiene un problema y que la respuesta al mismo debe ser europea y coordinada. Se preguntarán qué puede hacerse, y pensamos que ciertamente bastante más que la pobre sensación que se está transmitiendo en la actualidad. Porque no nos podemos permitir llevar casi dos años sin abordar adecuadamente un problema que, si bien es entendible que se necesite un tiempo razonable para estudiarlo y dar una respuesta adecuada, amenaza los cimientos de la propia Unión.

En primer lugar el Banco Central Europeo debe continuar con una política que aporte la necesaria estabilidad financiera al área. Pero además es preciso implementar una agenda de ajustes fiscales “europea” coordinada como preludio de la unión fiscal. El objetivo sería plantear un calendario de ajustes que se dilate más en el tiempo, con unos mecanismos de control y transparencia que permitan garantizar su cumplimiento. De esta manera se podría recuperar de nuevo la confianza perdida, porque, como estamos viendo, implementar planes agresivos soportados por un papel no es suficiente para ello. Además dejaríamos un margen para el crecimiento sustentado sobre unas reformas estructurales y la necesaria incentivación de la demanda interna de los países sin problemas, especialmente Alemania. Este ejercicio de reequilibrio de la economía europea sería mucho menos doloroso que el que actualmente se está llevando a cabo. Luego quedaría avanzar en una política fiscal común como paso previo a una unión política en un futuro próximo. Pero quizá esto todavía suene lejano, al menos si vemos el comportamiento de los políticos europeos a lo largo de este bienio.

En definitiva, la solución pasa por hacer más sólido el proyecto europeo y ello es positivo para todos los países del área. Porque hemos de reconocer que, desde mediados de los noventa hasta 2007, uno de los elementos que explica la estabilidad y los buenos resultados económicos es precisamente nuestra participación en el proyecto europeo y la pertenencia a la zona euro. En fin, nada nuevo como decíamos en el título. Sólo falta un impulso en esta dirección para que podamos dar un paso importante en la resolución de esta crisis consistente en tener claro el rumbo que se debe tomar. Luego queda el desapalancamiento del sector privado y el cambio del modelo educativo y productivo como elementos sobre los que se sustentará el crecimiento futuro.

Este es un análisis del Departamento de Estudios de Caja Laboral. Una vez al mes contaremos con su punto de vista sobre diversos temas económicos de actualidad.


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