«La primera regla es que no me aburra yo y la segunda que no lo haga el lector»

«La primera regla es que no me aburra yo y la segunda que no lo haga el lector»

12 min.

«La primera regla es que no me aburra yo y la segunda que no lo haga el lector»

Mikel Santiago, escritor

Charlamos con el escritor Mikel Santiago (Portugalete, 1975), autor de éxitos literarios como La última noche en Tremore Beach, El mal camino, El mentiroso o la más reciente La última noche, thrillers de misterio y suspense con los que ha conquistado una nación de lectoras y lectores.

Dice que de niño se inventaba historias con las que engañar o aterrorizar a sus compañeros. Años después, cuando llegó a Dublín, dejando atrás un pasado como músico en distintas bandas, descubrió que la desbordante imaginación del niño podía serle útil para escribir historias de ficción en las que conversar consigo mismo, ya que no podía hacerlo con mucha más gente. Ahora lo sigue haciendo aunque ayudado, eso sí, de todo un equipo de colaboradores. El primero, su hermano.

Escucha y suscríbete a nuestro podcast en Apple Podcasts, Google Podcasts, Spotify o en tu plataforma de podcast favorita. En este post encontrarás una transcripción de este episodio, editado para su legibilidad. MIKEL SANTIAGO. El mundo editorial sabe que es imposible construir el éxito. El camino hasta la calidad se conoce. Es trabajo. Trabajo, corrección, lectura, preparación. El camino a preparar un buen texto es el más difícil porque es el que requiere el gran esfuerzo. Pero el camino del texto al éxito nadie lo conoce. Está tapado por la niebla.

 

IRATI JIMENEZ (LABORAL Kutxa). Los que critican el éxito popular de los libros más vendidos aseguran que nada es tan fácil de fabricar como un best seller y que basta conocer tres o cuatro trucos sencillos para conseguirlo. Nadie ha conseguido explicar por qué no hay más escritores y escritoras que prueben esta fórmula, aunque solo sea para asegurar un colchón financiero que les permita escribir después lo que quieran. Pero, de tanto repetirse, esta idea se ha convertido en aquello de lo que reniega: una creencia falsa tan popular que bien podría considerarse un best seller. De eso, de cómo se construye un thriller que intrigue a millones de personas, de grandes comienzos y mejores finales, y del equipo que hace falta para llevar a cabo una labor tan solitaria como la de escribir hablamos un lunes de agosto, con Mikel Santiago, autor de seis novelas superventas que en poco más de siete años ha conseguido convocar a una nación de fans. Y lo ha hecho de la única manera que se puede: trabajando mucho.

 

MIKEL. Las editoriales realmente juegan a la ruleta rusa. Lo que hace la editorial es… a veces hacen proyectos. Las editoriales intentan jugar también a alquimistas. Intentan crear oro. Si esto se lleva, escríbeme algo a rebufo de esto, a ver qué tal. Pero en realidad tienen un gran panel de apuestas. Entonces ellos con su sistema descubren que un libro está pitando un poco, para la inversión que han hecho de promoción… “oye, no, pero es que este libro gusta, está gustando, entonces, a este le vamos a meter…”. Le meten más promoción, son como brokers, le dan a la palanca mágica que digo yo, con cosas, pero es que está demostrado que nadie conoce el éxito, entonces, los escritores, es un trabajo que es durísimo porque en realidad… escribe lo que quieras, hazlo súper bien pero nunca sabes lo que va a pasar con tu libro.

 

Yo le cuento la premisa a mi hermano Javi y me dice “sí, escríbela, es buenísima”. No quiere saber más. No quiere saber nada de los personajes, nada del desarrollo. Es un gran detector de grandes premisas. De cosas que enganchan, Javi es mi primer filtro…

 

IRATI (LK). Da luz verde a la película.

 

MIKEL. Es como sí, me gusta, me pone, me lo quiero leer. Después, cuando ya estoy desarrollando la trama, los personajes, todo el set up de perfiles familiares, esto va así, en determinado momento hay un escollo, cómo lo vamos a sortear...ahí es Ainhoa, mi pareja, con la que todas las noches, bueno, ahora que tenemos mellizas recién nacidas un poco menos pero en nuestra vida familiar está muy presente la conversación y para mí es una técnica para desarrollar mis ideas potentísimas. La conversación. Oralizar mi novela. Contársela a la gente.

 

IRATI (LK). Novelas fáciles de visualizar, que ocultan bien las costuras, que buscan constantemente a sus lectores, situadas en escenarios pequeños, complejos y muy habitados. Los libros de Mikel Santiago son mecanismos complejos que se mueven rápido, intrigas bien planteadas que demuestran no solo el oficio de su autor sino los oficios de los especialistas de los que se ha rodeado para escribirlas. Además de su familia, nuestro invitado pide ayuda de abogados, forenses, médicos... incluso policías.

 

MIKEL. Voy a la comisaría, me invitan, entro, pregunto, hablo con los compañeros allí. Tengo que decir que se vuelca la gente un poco con esto de la novela. El otro día me metieron en un calabozo. Me cerraron. Y se ríen de ti. Y se ríen contigo. Te ayudan. Y puedes hacer estos planteamientos. Casi-casi es un brainstorming. Porque puedes hacer “mira, es posible que un tipo de estas características, si hace esto, si la policía viene…”, “no, no, en este caso”. Se junta la gente, empiezas a hablar… También tengo un colega abogado que también tiene mucha experiencia en el mundo penal.

 

IRATI (LK). A los especialistas que ayudan en el diseño y supervisión de los aspectos técnicos, hay que sumar el trabajo que realizan en Ediciones B la editora Carmen Romero y la correctora Maia Granero. Aunque nuestro invitado confiesa que prefiere mantener su proceso creativo lo más alejado posible del mundo editorial.

 

MIKEL. Llega un momento en el que llega la editorial con toda su artillería. Empezamos a hablar de cifras, de datos, de temas de márketing, empiezas a asistir a reuniones que te recuerdan a aquel mundo de la empresa en el que tú ya no estás. Entonces hay un momento de fricción, en el que dirías “mira, coged el libro y yo ya me pongo con el otro”, pero no puedes, no te puedes desenganchar, porque comienza la promoción. Y es un punto en el que te tienes que cambiar de sombrero como dicen los ingleses. En el que tú has sido una especie de ermitaño juguetón, que se divertía, que salía todos los días de su máquina de escribir y cuando estaba en el supermercado seguía con su telele de “no, voy a hacer que lo mate así” y de pronto te metes en un mundo de radio, de comunicación. Que muchas veces… yo porque saco una novela al año y nunca termino de estar oxidado. Todos los años de alguna manera tengo que entrar en este juego, pero es un mundo completamente opuesto al mundo de la creatividad.

 

IRATI (LK). En ese mundo, el de la creatividad, a solas con los problemas literarios que le plantea su propio universo de ficción es donde más cómodo se ha sentido siempre nuestro invitado. De hecho, y aunque oyéndole hablar de sus colaboradores resulta difícil creerlo, nos cuenta que al principio de su carrera podía llegar a ser ferozmente protector de su proceso individual.

 

MIKEL. Después te vas dando cuenta de que no, de que es un proceso colaborativo. que es un proceso donde entran más personas, aunque no sea exactamente creativo, así que hay un concepto de lo que es el desarrollo de las ideas, el desarrollo de una trama, de un sistema complejo como es una novela, en el que otras personas te pueden ayudar de muchas maneras. Y no necesariamente en el lado creativo sino haciendo preguntas. Recordándote a ti mismo cosas que te permitan explorar sus reacciones ante lo que le cuentas, ¿no? Yo en ese sentido me he abierto más, soy un poco menos lobo solitario, confío más en los demás, y me he abierto un poquito más, no mucho, ¿eh?

 

IRATI (LK). Algo sabemos en LABORAL Kutxa de confiar en los demás para lograr metas más altas, para colaborar y conseguir mejores resultados. Aún así resulta emocionante saber que un escritor que se enfrenta solo a la tarea literaria también se beneficia, en última instancia, de su capacidad para trabajar con otras personas.

 

MIKEL. Entonces sí que es colaborativo. Yo soy capaz de cohesionar, de ensamblar un montón de cosas, personajes, trama, pero después hay muchísimos aspectos del detalle, del sentido común de la historia, de la coherencia, en la que me apoyo en otras personas, claro.

 

IRATI (LK). El caso es que empezar, empezó en esto de la literatura bastante solo. Solo y sin método, como un loco en el desierto, según su propia descripción.

 

MIKEL. Que yo me ponía a escribir lo que me venía a la cabeza, el comienzo, sin tener nada pensado, iba encontrándome bloqueos, entonces tenía una crisis, quería tirarlo todo por la ventana, resolvía mi bloqueo, seguía adelante, y así escribí dos novelas. Mis dos primeras novelas están escritas de una manera absolutamente espontánea, yo tenía una premisa, que mi hermano Javi había bendecido, pero no tenía mucho más. Las cosas iban apareciendo como fantasmas en el camino y las iba recogiendo, los personajes.

 

IRATI (LK). Así, sin método, fue como nos cuenta Mikel Santiago que escribió sus dos primeras novelas, La última noche en Tremore Beach y El mal camino. En aquella época le faltaba la capacidad de idear fuera del teclado para no tener que resolverlo todo mientras escribía. Ahora trata de resolver algunos problemas en abstracto, sobre una pizarra.

 

MIKEL. No es absolutamente perfecto… el flujo absoluto es escribir. Ahí está el momento mágico. Ahí es donde se abren todas las puertas. Pero he conseguido meter un poco la patita delante de una pizarra. Entonces de alguna manera logro crear un sistema muy complejo, tengo la trama, tengo el final, tengo el contexto, empieza a encenderse la chispa de una serie de conexiones que son lo que crean un poco la estructura. Porque yo lo que hago básicamente es esconder información. Es lo único que hago en mis novelas. Yo lo único que hago es no enseñarte todas las cartas nunca pero plantearte la baraja.

 

IRATI (LK). Esconder lo que el escritor sabe pero el lector no. Darle pistas para que mantenga el interés, ir enseñando cartas mientras la jugada final permanece oculta. Y hacerlo, a ser posible, como los grandes maestros, sin que se note el esfuerzo. A ese desafío se enfrenta un escritor de libros de misterio o suspense con cada nueva novela.

 

MIKEL. Creo que el gran efecto de fondo de mi forma de escribir es decirte “tengo algo y te lo voy a enseñar pero vas a tener que leerte diez páginas más”. Y es continuamente esa manera de impulsar la lectura. De impulsar el acertijo, incluso la estructura de una frase puede… Un escritor puede dejar caer un nombre, puede dejar caer una localización, puede insinuar, con la propia metaliteratura que presentes, “este tío está hablando mucho de este personaje” o “mira cuánta atención le ha prestado”. El propio lector que lee, que tiene un contexto lector y de ficción, también él trabaja la historia, va jugando, va construyéndola… y eso creo que es uno de los trucos de este estilo, ¿no? Y es que el lector participa. Una manera de enganchar la atención y no permitir nunca que la mente crea que la historia está terminada, que todo está explicado. Siempre hay una piedrita o un guisante en el colchón, que te va a molestar.

 

IRATI (LK). Se trata, como ya nos ha dicho nuestro invitado, de dosificar la información para que el juego merezca la pena ser jugado.

 

MIKEL. Es un pacto entre la frustración y la recompensa. Es decir, tú al lector le estás exigiendo. Tú lo acabas de decir, una concentración. Tiene que poner unas neuronas en el libro, ¿no? ¿Y cómo le recompensas? Si le recompensas muy rápido, esto es demasiado fácil, es como los juegos, ¿no? No me interesa. Si es demasiado difícil, lo dejo. Tiene que tener ese equilibrio entre la pregunta y la respuesta. Es decir, no me líes demasiado pero líame. Es un equilibrio que es difícil y eso sí que se hace mucho con la relectura y la escritura.

 

IRATI (LK). Para llevar a cabo esa tarea cuenta con dos herramientas básicas, un diario en el que anota cada día todas sus ideas y una escaleta en la que va armando la estructura del libro.

 

MIKEL. Con estas dos herramientas intento meterme en el mundo antes de lo que es el trabajo duro de soltar a la infantería y escribir.

 

IRATI (LK). Pilotando un poco más, menos a ciegas.

 

MIKEL. Teniendo más el concepto general de a qué juego vamos a jugar en esta novela. Es un thriller, es un suspense, a qué se va a parecer. Siempre tengo alguna novela de referencia, alguna película. El mentiroso era… mi historia paradigmática era Con la muerte en los talones o A contrarreloj. Este tipo de historias.

 

 

IRATI (LK). Si algo saben los lectores y lectoras de sus novelas es que en los libros de Mikel Santiago se sabe cómo se empieza pero no cómo se termina. Le preguntamos por lo primero, ¿qué es un buen comienzo?

 

MIKEL. Pero para mí un libro tiene dos cosas que tiene que cumplir el principio. Uno es el pacto, es darse la mano con el lector y decir, te voy a contar una historia. ¿Me vas a creer? Y ese pacto de expectativas, de tono, esta es la expectativa, es muy grande, eso tiene que funcionar con la primera escena. Si no ya empiezan las frustraciones y los lloros, ¿no? En mitad del libro, jo es que se me cae, es que parecía de una cosa… para mí es súper importante dejarlo claro al principio. El lenguaje, de qué va a ir el libro, y después en este mundo de velocidad y WhatsApp y… le tienes que meter el anzuelo en la primera página al lector. Yo. Mi estilo de lector. Un lector que está buscando divertirse, igual hojea el libro un poquito por encima, o que ve la premisa en internet. Entonces, yo con este principio que tenía de El mentiroso, que es un tipo que se despierta delante de un hombre muerto sin recordar nada… era un producto noble. Es que era una cosa que voy a poder contar en la radio, que lo van a poder poner en la contra del libro, que me da el principio del libro, que me ayuda a hacer el pacto.

 

IRATI (LK). Pues solo queda preguntarle por los finales. ¿Los tiene pensados desde el comienzo?

 

MIKEL. No exactamente. Lo que sí tengo es la resolución. Esto de que sea un quién lo hizo. Intento tener al malo desde el principio, para taparlo bien. Tengo una idea como controladora, que esto es muy del mundo del guión, tengo como la justicia poética. Esta novela tiene que terminar bien. Esta novela tiene que terminar mal. O tiene que ser una victoria pírrica o un final cínico.

 

IRATI (LK). Ah, vale, qué interesante, no lo había pensado nunca.

 

MIKEL. Sí, tengo como el mensaje, mi mensaje. Mi propia historia de justicia de lo que pasa en el libro.

 

IRATI (LK). Lo que estás contando en el fondo, digamos.

 

MIKEL. Eso es. El personaje, Álex, tiene que aprender a confiar, punto. Diego, tiene reencontrarse con sus amigos y perdonarse a sí mismo. Tengo como esta gran idea controladora del personaje, del arco final, de lo que les ocurre a todos. Y de la justicia que se aplica.

 

IRATI (LK). El elemento redentor le llamaba Raymond Chandler.

 

MIKEL. Mira, me alegro de que exista un nombre…

 

IRATI (LK). Le preguntamos ahora por el escenario, otro elemento clave en la literatura. Ávido lector de novelas de género anglosajones, nuestro invitado comenzó situando sus historias en Irlanda, Escocia o Italia, pero hace dos novelas, decidió mudarse a su propio pueblo inventado, un escenario ficticio que podría ser real.

 

MIKEL. Me tengo que hacer como Stephen King con Castle Rock, mi Derry, como Poe y Lovecraft con su Nueva Inglaterra fantástica, tengo que crear un escenario reutilizable, que me quite de en medio un problema creativo. Que es tener que ir de pueblo en pueblo, como un feriante, poniendo mis novelas. Pues dije, créate un pueblo, que no sea de verdad porque te vas a pillar los dedos, porque si haces un pueblo real se van a crear otra serie de problemas, ¿no? No es que esto no es completamente correcto… o los del pueblo se quejan de que… o te tienes que ceñir a la propia historia real de un pueblo...con lo cual no. Mi pueblo fantástico....

 

IRATI (LK). Situado en la Ría de Urdaibai, el pueblo ficticio de Illunbe es el escenario literario más íntimamente vinculado a su propia vida que ha creado hasta ahora Mikel Santiago, que parece estar viajando de regreso a sí mismo a medida que va ganando experiencia en la literatura. ¿A dónde le llevará el viaje? Al igual que en sus novelas habrá que esperar hasta el final para saberlo.

 

MIKEL. Estoy en un doble mundo todavía. No sé dónde terminaré. Pero sí que es cierto que no he aterrizado del todo en una novela local. Es decir, la problemática real que te puedes encontrar aquí hablando en un pueblo pesquero del País Vasco. Esta, esta, esta y esta. Mikel, ¿qué me estás contando? Estas historias que cuentas tú, pues no. Todavía no soy capaz, todavía tengo mi propio mundo de ficción, y el desafío es ver hasta dónde podemos casarlo con el escenario. Ya veremos, yo sigo avanzando, ya veremos, novela a novela cómo…

 

IRATI (LK). Bueno, es divertido, ¿no?

 

MIKEL. Desde luego para mí es un desafío. Yo no… la primera regla es que no me aburra yo. Y la segunda es que no se aburra el lector.

 

IRATI (LK). Divertido, sin duda. ¿Feliz? Ahí no lo tiene tan claro.

 

MIKEL. A mí no me es fácil escribir. No soy un escritor feliz. Para mí escribir es un proceso dolorosito. O sea, es un sufrir escribir. Porque ya lo digo: para mí es un problema muy complejo, es un desafío. Yo si marcase aquí en esta pizarra que tenemos hoy aquí acompañándonos los días de frustración, de salir de muy mal gas, llegar a casa de muy mal café, con los de éxito, los de “uy, mira, me he escrito tres mil palabras hoy, todo funciona”, creo que esos serían un cinco por ciento de mi vida.

 

IRATI (LK). Trama, personajes, escenario, comienzos, finales, le hemos preguntado a Mikel Santiago sobre los elementos técnicos del ejercicio literario, ¿pero y los morales? En su novela El mentiroso el escritor Felix Arkarazo se vale de información privada para conseguir un éxito de ventas que le granjea grandes enemistades: ¿Hay límites éticos para construir universos ficticios? ¿Qué se puede y que no se puede robar?

 

MIKEL. Ahí hay una reflexión que todos hacemos porque todos robamos. Yo robo, todo está robado de gente. Yo creo que la diferencia que tiene es que el objetivo final es artísticamente ético. Tu objetivo es crear un mundo vivo. Y necesitas chuparle la sangre a la realidad. Pero no utilizas esa sangre para nada más. Bueno, ganar dinero. Y que te lea la gente pero no es el primer objetivo. El primer objetivo es crear un mundo que esté vivo, ese es el mayor… la cima de todo esto. Crear un mundo que vive, que palpa. Que está hecho de papel y tinta, pero está vivo. Eso es lo que es maravilloso. Por eso nos metemos en este mundo. Y lo que hace Félix Arkarazo, el escritor malvado, es que no es un escritor. Es un periodista que lo que hace es cambiar los nombres en sus crónicas, es un plagiador. Es un ser miserable. Él se viste de escritor pero no está haciendo el desafío, el trabajo que hacemos los escritores, que es hacer que algo tenga vida. De la nada, ¿no? Bueno, los escritores de ficción. No todos los escritores, a ver si voy a liarla aquí con el término. Pero es cierto que hay un trabajo que es absolutamente concreto de los contadores de historias que es… tu único trabajo es como el del mago o el del cómico. El cómico solo tiene que hacer reír. Si lo consigue, su trabajo ya está hecho. Y el contador de historias solo tiene que contarte una historia que te la creas. Ya está. Y que te divierta. Si consigues hacerlo, da igual cómo lo consigue, ¿no?

 

IRATI (LK). Crear un mundo vivo con el poder de las palabras. Contar historias que parezcan reales y resulten entretenidas. Ese es el objetivo básico que se propone Mikel Santiago cuando se sienta a escribir cada día, un objetivo noble y valioso que no ha cambiado desde hace miles de años, cuando las primeras mujeres y los primeros hombres se reunieron junto a los primeros fuegos, y alguien escribió la primera página de nuestra gran novela preguntando “¿queréis que os cuente una historia?”


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