Qué hacer si detecto movimientos de dinero que no son míos

Internet ha mejorado nuestro día a día en muchos aspectos. Entre otras cosas, nos ha facilitado comprar, vender, viajar o realizar operaciones bancarias, por no hablar de las posibilidades que nos ha dado para relacionarnos o comunicarnos. Por supuesto, y al igual que cualquier otro ámbito de nuestras vidas, la Red tiene sus peligros y requiere que tomemos ciertas medidas de seguridad. No se trata de vivir asustados, ¡ni mucho menos! Sino de actuar con la misma prudencia que nos lleva a cruzarnos el bolso cuando viajamos en metro o a elegir una calle más iluminada cuando volvemos a casa de noche. En Internet también podemos ser víctimas de un delito y por eso conviene saber qué hacer si detectamos algún movimiento de dinero que nos resulte sospechoso. Evitaremos así que alguien robe nuestra identidad, intente hacerse pasar por nosotros y trate, por ejemplo, de hacer compras en nuestro nombre.Sospecha cuando...

• ...detectes algo extraño en tu cuenta bancaria. Revisa los movimientos de tus cuentas periódicamente y observa si hay movimientos de dinero -aunque sean pequeños- que no conozcas. Puede que alguien haya intentado darte de alta en algún servicio mediante métodos poco éticos y te esté cobrando pequeñas cantidades a lo largo del tiempo.
• ...vayas a solicitar una tarjeta de crédito o un préstamo y te la denieguen sin motivo aparente. Es raro pero podría ser que alguien hubiera usurpado tu identidad para solicitar dinero y que figures en un listado de morosos.
• ...dejas de recibir, sin así haberlo solicitado, tus facturas por correo.
• ...comienzan a llegarte reclamaciones de deudas y facturas por productos que nunca has adquirido.

• Sé celoso en la protección de tus datos personales. No dejes que aparezca alegremente información personal sobre ti en Internet ni en ningún lugar que no sea estrictamente necesario: ni tu dirección ni tu fecha de nacimiento ni tu DNI. Y de ningún modo des tu número de cuenta bancario o -mucho menos aún- tus claves de acceso.
• Revisa con cierta periodicidad los movimientos de tu cuenta bancaria. Y siempre que efectúes un cambio en tus datos personales, comunícalo a tu banco.
• Opera con claves seguras, tanto en tus tarjetas como las que utilizas en tus conexiones informáticas (en este caso, cámbialas regularmente –no hace falta una vez al mes- y usa siempre, como mínimo, 8 dígitos, en los que incluyas aleatoriamente números y letras mayúsculas y minúsculas); y en ningún caso pongas fechas que te resulten significativas para acordarte mejor –bodas, nacimientos…- porque son muy fáciles de averiguar.
• No des ninguna información personal ni por vía telefónica ni a través de Internet, a no ser que tengas una garantía absoluta de a quién se la estás facilitando y por qué.
• Nunca lleves encima documentos como el pasaporte o la partida de nacimiento  a no ser que sepas con certeza que necesitas utilizarlos.
• Cuando saques un extracto de tu cuenta en un cajero, destrúyelo. Con el papeleo de un negocio -facturas etcétera- lo mejor es usar un triturador y olvidarte de problemas. Piensa en la cantidad de información personal que contienen.
• Mientras las necesites, guarda todas tus facturas -y también los documentos- en un lugar seguro.
• Y, respecto al ordenador, procura no dejar la sesión abierta cuando no lo vayas a utilizar. A ser posible, protege webs clave como la del correo electrónico con un sistema de verificación en dos pasos, de tal manera que nadie pueda usar tus contraseñas si no tiene también acceso a tu teléfono móvil.

• Sospecha de cualquier petición de datos personales. Si son legítimos, no suelen realizarse por correo electrónico, mensajería instantánea etcétera. Si tienes alguna duda, consulta directamente a la empresa o institución que se supone te envía la comunicación.
• No sigas los enlaces que aparecen en esos correos fraudulentos ni te descargues ficheros adjuntos.
• Y jamás los contestes a estos correos. Elimínalos. Si puedes, avisa a tus contactos del intento de fraude. Te lo agradecerán.