Sobre la consolidación fiscal

Sobre la consolidación fiscal

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Sobre la consolidación fiscal

La consolidación fiscal es uno de los temas de moda en la actualidad económica. Como es conocido, el gobierno saliente planteó un calendario agresivo de ajuste hasta llegar a un déficit del 3% en 2013. El problema es que se han producido importantes desviaciones en 2011, donde se esperaba un déficit del 6% y se ha materializado uno del 8,51%. Ello ha obligado a considerar si resultaba posible cumplir la cifra del 4,4% para 2012, cifra que finalmente ha sido corregida quedando en un 5,8%.

En relación a esta materia hay dos cuestiones que a nuestro juicio resultan básicas: ¿qué efectos tiene el ajuste en la economía? y ¿cómo debe plantearse el calendario del ajuste?

Un ajuste, bien sea por la vía de la reducción del gasto público o por el incremento de los ingresos (los impuestos), tiene normalmente un efecto pernicioso en el corto plazo, generando recesión y llevando asociado un comportamiento negativo del mercado laboral. Sin embargo, a medio plazo la iniciativa privada recupera el peso que pierde el Estado en la economía vía inversión, y esto último lo podemos relacionar con el incremento del stock de capital y un mayor crecimiento a largo plazo. Es decir, aunque los ajustes son negativos a corto plazo, no lo son a medio o, dicho de otra forma, mejoran las expectativas a medio plazo de la economía. Y, por supuesto, más si van acompañados de otras reformas estructurales. Lo anterior puede resumirse diciendo que el ajuste sacrifica el presente por un futuro mejor.

Y es aquí donde engarzamos con la segunda cuestión: ¿cómo puede plantearse el calendario del ajuste? En este sentido hay un presupuesto previo necesario: el gobierno debe tener credibilidad, es decir, los agentes económicos, familias y empresas, tienen que creer las intenciones del gobierno, entendiendo que éstas son firmes y que el programa planteado será llevado a cabo sí o sí. Esto es precisamente es lo que hará que puedan formarse adecuadamente las expectativas acerca del “positivo” futuro de la economía animando el consumo y la inversión presente, algo que no llegará a compensar totalmente la caída de la demanda debido al recorte fiscal, pero sí en parte. Por ello, una estrategia adecuada requiere tener credibilidad y consecuentemente plantear retos alcanzables. A día de hoy parece evidente que los objetivos proyectados por el gobierno saliente resultaban ser demasiado optimistas, aunque hay que reconocer que en aquél momento parecían factibles por la mayor fortaleza esperada del sector exterior y no tanto por la demanda interna de la economía. Pero ciertamente, y ahora comentado las decisiones tomadas por el actual gobierno, tampoco es claro que alterar los objetivos ayude a una adecuada formación de las expectativas. Somos conscientes de que son decisiones tomadas por dos gobiernos diferentes, pero los agentes económicos, o sea nosotros, no nos formamos las expectativas económicas pensando en política y la confusión puede llevar a una pérdida del efecto compensación, ese efecto que viene impulsado por la mejora de las expectativas.

Es por ello que los manuales recomiendan un calendario en el que, sin perder la credibilidad, pueda retrasarse una parte sustancial del ajuste de forma que se incorporen los beneficios de la mejora de las expectativas desde el corto plazo. Pero hay que reconocer que en los manuales siempre parecen las cosas más sencillas que en la realidad.

Este es un análisis del Departamento de Estudios de Caja Laboral. Una vez al mes contaremos con su punto de vista sobre diversos temas económicos de actualidad.


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